A pesar de ser una bebida clásica en el mejor de los sentidos de la palabra, el vino no escapa a la moda. Aunque las “modas” en vino son, por lo general, menos efímeras que otras.
Cada vez que me pongo a analizar las tendencias en el vino, un ejercicio que hago por lo menos una vez al año, suelo pensar que son tendencias con raíces muy profundas. En realidad, y salvo excepciones innovadoras como lo fue el vino azul hace unos pocos años, lo que pasa en el vino -la mayoría de las veces- es que se “reviven” prácticas, usos o tipos de vino que habían sido dejado de lado.
Son modas, además, que se van afianzando poco a poco y que suelen durar mas de un año, a veces mucho mas. Y para confirmar lo dicho, miren un poco mi lista de tendencias mas reciente:
– Los vinos rosados, tantos años ignorados, vuelven a tomar fuerza. Y no los rosados intensos, sino los de color claro, que dan esa sensación de frescura y levedad, ganan poco a poco un lugar importante en el mercado, especialmente entre los jóvenes.
– Los vinos naturales, ecológicos o biodinámicos, conquistan a los consumidores. Una tendencia que ya lleva años, y que logra imponerse al alcanzar estos vinos una calidad singular.
– Las técnicas y los productos ancestrales: vinos espumosos con una sola fermentación (método ancestral), es el que lleva el nombre.
Pero también resucitan recipientes ancestrales, como pasó hace un tiempo con los toneles de roble y ahora con las tinajas de barro; y vinos especiales como los vinos de Jerez, los Ripasso y otros productos “exóticos”, aunque sean muy conocidos en sus regiones originales, asoman:
– Los vinos novedosos: el vino azul, discutido pero sin duda novedoso, y otros que vendrán a acompañarlo.
– Las cepas “raras” en el mundo: el Malbec triunfa en mercados como el norteamericano; ¿el Tannat seguirá ese camino?
– El vino por copa, no solo en los bares sino también en los restaurantes: Es una tendencia casi impuesta por las limitaciones al consumo de alcohol en diferentes lugares, y logra algo que debió suceder hace años: en la mayoría de los restaurantes, bares y otros comercios, el vino se puede beber por copa.
Esto no solo permite beber menos, también permite que beba una persona sola sin comprar una botella, y que se pueda pedir una copa de un vino con la entrada y otra diferente con el plato principal, o que varias personas que comen juntas puedan maridar sus diferentes platos. Y además favorece un lugar que el vino ocupaba cada vez menos: el del aperitivo. ¿Qué nos traerá el futuro? ¿Cavas manejadas electrónicamente (ya hay algunas)? ¿Volveremos al consumo masivo y popular del vino rosado? ¿Habrá otros colores de vinos? El futuro lo dirá.