Cuando se habla de maridar o armonizar comida y vino a la gran mayoría de las personas les parece algo muy difícil o solo reservado para los expertos en el tema. Es incontestable que algunos utilizan la palabra maridar para hablar de comida y vino; la comida y el vino deben encajar, ensamblar o conectar, pero de ahí a que sea algo invariable es algo absolutista por parte del significado de la palabra maridar. Prefiero utilizar la palabra armonizar. Al igual que la palabra “caldo” que es tan utilizada en España para referirse al vino. Es cierto que la palabra la recoge el diccionario de la Real Academia Española o en sus siglas R.A.E. y la define como: Jugo vegetal, especialmente el vino, extraído de los frutos y destinado a la alimentación. La Rioja es famosa por sus caldos.
Hay personas de otras latitudes a las cuales hay que explicarles con todo detalle cual es el significado de esta palabreja y su uso en el vino. En España, la palabra «caldo» es utilizada para referirse al famoso liquido báquico. Algunos profesionales del vino en España, entre ellos Joaquín Parra Wine Up!, han intentado lanzar una campaña a través de las redes sociales y Change.org para solicitar a la R.A.E. que elimine la sinonimia caldo para referirse al vino pero lamentablemente con pocos votos. Así que ya veis es muy fácil maridar la comida con un buen “caldo”.
Armonizar comida y vino: ¿es algo así como un acertijo?
Armonizar comida y vino es un desafío para muchos neófitos cuando se tienen que enfrentar a una lista de vinos aparentemente enorme en un restaurante y una mesa llena de amigos ávidos que han seleccionado diferentes platos ¿Cuántos de nosotros nos quedamos bloqueados y buscamos a alguien que pueda saber un poco más sobre el tema para ofrecer su ayuda inmediata? Puede ser confuso, pero en realidad no tiene por qué ser así y no es necesario ser aprendiz de Sommelier o Master of Wine para hacerlo bien.
Modelo 1: ¡Es tu deliberación! ¡Es tu comida, tu bebida, puedes y debes decidir lo que quieres beber con ella! El vino es una gran bebida para acompañar la comida, pero tú decides entre blanco, rosado, tinto o para los más osados un buen espumoso.
Modelo 2: Comience con vinos más ligeros. Lo mejor es comenzar con los vinos blancos y luego ir a los tintos más tarde. En muchos casos, un vino blanco o rosado es un buen acompañante para un primer plato, principalmente porque tomamos comidas más livianas para empezar una comida.
Modelo 3: Siga los colores y gustos. Una gran comida de cacerola será mejor con un tinto con cuerpo, ya sea un gran vino Garnacha, Syrah, Cabernet Sauvignon…etcétera o un gran vino Tannat para los asados. También el cordero o el ternasco de Aragón le va muy bien los vinos de la zona, como por ejemplo de la variedad Cariñena o Mazuelo. El pollo con una salsa ligera será más acertado con un vino blanco más complejo como el Chardonnay, Macabeo o con un Cabernet Franc ya que hay muchos vinos tintos que van muy bien con las carnes blancas.
Modelo 4: Los quesos están hechos para los vinos. Los quesos de sabores delicados seducen a los vinos blancos, para los más audaces, experimente con un tinto para los fuertes quesos azules maduros y un vino de postre más dulce es perfecto con algunos quesos.
Modelo 5: Los postres ¡cuidado! El plato más vital de todos porque a quién no le gustan los buenos postres. No hay un modelo definitivo, pero … el Champagne es una buena opción y armoniza prácticamente con todos los postres.
Modelo 6: Los vinos generosos también tienen mucho que decir ya que la manzanilla, el fino, el amontillado, el oloroso y el palo cortado también son grandes vinos, pero en España no se consumen. Esto es un caso aparte ya que habría que comenzar a popularizar los vinos generosos con la comida.
Pero, sobre todo, pruebe diferentes combinaciones, no se reprima, aprecie las diferencias y aprenda más. ¡Estos modelos son por puro goce! ¡SALUD!