El pasado 6 de mayo, FENAVIN y la AEPEV (Asociación Española de Periodistas y Escritores del Vino) organizaron un encuentro centrado en cómo optimizar la comunicación del vino en España.
Durante la jornada, comunicadores, periodistas, influencers y profesionales del sector compartieron experiencias y propuestas para conectar mejor con el público actual, especialmente con los jóvenes.
Más de 30 ponencias dieron forma a un debate profundo sobre los retos de comunicar el vino en un contexto saturado de mensajes y en plena transformación digital.
Profesionalización de la comunicación: una necesidad urgente.
Uno de los principales retos que enfrenta la comunicación del vino es la dispersión de mensajes. Hoy en día, el contenido proviene de periodistas, sumilleres, influencers, marcas, blogs y redes sociales. Esta pluralidad, lejos de ser siempre positiva, genera una sobrecarga informativa que confunde al consumidor.
Conclusión: Urge profesionalizar la comunicación y establecer un marco ético común, especialmente en un entorno donde cualquiera puede convertirse en “comunicador del vino”.
Medios digitales e influencers: ¿Cómo llegar a los públicos adecuados?
La digitalización ha multiplicado los canales de comunicación, pero no todos están alineados con las necesidades del sector. Algunos medios se enfocan en el productor o el profesional del vino, mientras que otros buscan conectar con el consumidor final.
Entre estos últimos, los influencers y creadores de contenido juegan un papel clave, sobre todo a la hora de llegar a los jóvenes. Sin embargo, para que su impacto sea positivo, es vital que sus mensajes estén alineados con una estrategia clara.
Conclusión: Diferenciar audiencias y adaptar el mensaje es clave. No es lo mismo comunicar para un experto que para un público joven que busca experiencias y emoción.
Comunicar con emoción: del tecnicismo al disfrute.
Uno de los cambios más relevantes es la manera en la que los consumidores perciben el vino. Ha dejado de ser un producto cotidiano para convertirse en una experiencia que despierta emoción. El público joven, en especial, no busca aprender sobre técnicas de cata, sino disfrutar, vivir momentos especiales y compartirlos.
Conclusión: Hay que conectar con la emoción, no con la teoría. El mensaje debe ser más humano, cercano y adaptado a la realidad del consumidor.
Público objetivo: entender a los jóvenes y a los nuevos consumidores
Una comunicación efectiva comienza por identificar a quién nos dirigimos. El sector del vino debe segmentar sus audiencias y priorizar estrategias que conecten especialmente con los jóvenes, que representan el futuro del consumo.
Conclusión: La inversión en comunicación estratégica es imprescindible. No basta con comunicar: hay que hacerlo bien y con un propósito claro.
Conclusiones del encuentro FENAVIN–AEPEV: claves para el futuro
Estas fueron algunas de las ideas destacadas que marcarán el rumbo de la comunicación del vino en los próximos años:
- Informar no es suficiente: hay que seducir y emocionar.
- Todos los comunicadores deben respetar un código deontológico: la credibilidad importa.
- La aparición de nuevos formatos no elimina los medios tradicionales, pero exige su adaptación.
- La inteligencia artificial puede ser útil, pero el mensaje debe mantenerse humano y comprensible.
- Si el consumo disminuye, hay que comunicar más y mejor, adaptando el mensaje a los gustos del consumidor.
- Invertir en comunicación es clave para que el mensaje llegue y se entienda.
- Todos pueden comunicar: periodistas, sumilleres, influencers, bodegas y portales web.
- El enoturismo es una poderosa herramienta de comunicación experiencial.
- Comunicar vino incluye también otras bebidas como vermús, frizzantes o cócteles basados en vino.
- Favorecer el diálogo y la interacción con los consumidores potencia la comunicación y el periodismo especializado.
¿Cómo atraer a los jóvenes hacia el mundo del vino?
El sector necesita hablar el lenguaje de las nuevas generaciones. Esto implica apostar por contenidos visuales, colaboraciones con influencers auténticos, experiencias personalizadas y una narrativa que hable de vida, disfrute y emoción.
Porque comunicar el vino no es solo transmitir información: es crear vínculos emocionales que perduren en la mente (y en el paladar) del consumidor.