Un interesante proyecto enológico se está gestando en la provincia de Huesca.
Suele decirse que la unión hace la fuerza, y así han debido de considerarlo varias pequeñas bodegas repartidas por la geografía oscense. Con procedencias tan dispares como el desierto monegrino de Lanaja, el Somontano de Barbastro, los valles pirenaicos de Hecho y Tena o el entorno de los Mallos de Riglos, siete pequeños productores han decidido agruparse para dar difusión a sus respectivos proyectos vitales y empresariales. Se trata de Edra, Sers, Clavería-Barrabés, Estrada-Palacio, El Vino del Desierto, Alodia y Bal Minuta. Todos ellos viticultores y elaboradores, podría decirse que son auténticos artesanos que llevan el vino en la sangre y representan el sentimiento y la pasión en el más estricto sentido de la palabra. Bajo el nombre de Vignerons Independientes de Huesca y agrupados en torno a Javier Buil, responsable de la tienda especializada La Corona de Aínsa y auténtico catalizador del proyecto, comenzó esta aventura su camino hace unos días con la reunión de los responsables de todas las bodegas en Aínsa para hacer entrega de las muestras de vino destinadas a ser sometidas a la deliberación del comité de cata.
Tuvimos el honor de ser invitados a formar parte de dicho panel de cata, así que no dudamos ni un instante en aceptar el desafío que se nos propuso. El Sobrarbe nos dio la bienvenida con un soleado y fresco día de invierno, y a la villa medieval de Aínsa fuimos acudiendo los privilegiados que habíamos sido elegidos para evaluar y puntuar los 33 vinos previamente seleccionados como candidatos a conseguir el «Sello Vigneron». El panel de cata fue integrado por un grupo considerablemente heterogéneo en el cual se incluyó un enólogo, tres profesionales de la restauración, dos blogueros especializados, dos distribuidores e incluso un creativo capaz de fusionar gastronomía y música, todos con el común denominador de la pasión por el mundo del vino.
Las catas se efectuaron a lo largo de dos días, divididas en horario de mañana, tarde y noche. Los vinos fueron agrupados en función de la variedad de uva dominante, a excepción de los 6 vinos blancos y los 3 vinos espumosos que fueron dispuestos en catas independientes, concretamente la primera y la última. Y entre ellas nada menos que cuatro catas de tintos, a doble evaluación: Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Parraleta y Garnacha.
Queremos destacar por encima de todo la exquisita organización y servicio de los vinos: copas impolutas, perfecta temperatura de servicio, tapetes identificables para cada vino, información proporcionada por las bodegas, libro para anotaciones y puntuaciones, etc. Durante los descansos unas manos invisibles realizaban la limpieza de copas y el cambio de tapetes, de modo que cuando los catadores regresábamos a nuestros puestos nos encontrábamos los siguientes vinos ya servidos y todo preparado para iniciar nuestros análisis. No erramos de mucho si decimos que de la totalidad de los vinos catados vimos servir no más de media docena. Reiteramos nuestra felicitación a los organizadores, también por las facilidades que nos dieron para la manutención y el alojamiento durante esos dos apasionantes y exigentes días.
En el momento de escribir este artículo, continúan las labores de desarrollo del proyecto. Con las notas, puntuaciones y opiniones del panel de cata se están evaluando de nuevo los 33 vinos para finalmente decidir cuáles se admiten como aptos para poder ostentar el «Sello Vigneron». Asimismo, se están redactando fichas de cata para cada uno de ellos, documentos que servirán de apoyo al personal de hostelería que en último lugar es quien debe dar a conocer el proyecto a sus clientes y comensales. También se están celebrando jornadas formativas para camareros, maitres, responsables de sala, cocineros y restauradores en general, con el fin de transmitir el espíritu de cada bodega en forma de suelos, variedades de uva, técnicas de viticultura, vinificación y duraciones de crianza, así como la influencia y traslación de todo ello al producto final.
La puesta de largo del proyecto está prevista que tenga lugar a mediados del mes de marzo, en un evento con presencia de prensa y público al que intentaremos asistir, porque en cierta medida, algo de nosotros habrá en el interior de cada botella que luzca, orgullosa de sus orígenes, el sello de Vignerons Independientes de Huesca.