Hablar bien, hablar mal.
Hace un tiempo salió un artículo donde el título de la publicación era “Jamás se debe hablar mal de un vino”.
Estamos de acuerdo que la definición de hablar mal es difamar, calumniar, criticar por la espalda. Y eso no lo quiere nadie ya que se estaría atacando a un bodeguero o viticultor que lo único que desea es hacer un buen vino.
Hay un gran trabajo detrás de cada botella de vino que hay que respetar y valorar a los que hacen esas tareas. Pero de eso a ser absolutamente fiel y decir que si a todo…
«Jamás, jamás he dejado de ser tuyo,
lo digo con orgullo, tuyo nada más.
Jamás, jamás mis manos han sentido
mas vino que tu vino,
porque hasta en sueños he sido fiel.»
Al pan, pan y al vino, vino. Este refrán nos dice que a las cosas hay que llamarlas por su nombre.
La gente que ha leído el artículo y se ha fijado bien, más adelante dice que:
«Muchas publicaciones facilitan el precio de los vinos antes de ser juzgados. Yo no quiero estar supeditado a ello, «hay que juzgar al vino por lo que es realmente”».
Entonces, ¿se debe decir que un vino es bueno aunque sea malo? Cuando se juzga un vino se le está dando una calificación y esa calificación puede ser buena o mala.
Si es muy malo, muy diplomaticamente no hablo.
Si alguien elabora o fabrica algo mal, ¿no hay que decirlo?
Una gran empresa fabricante de coches dice que produce los mejores autos del mundo.
Y sin embargo miente, sus coches son muy contaminantes y utilizan esa marca y su peso mundial para engañar a los consumidores.
Es decir, no puedo hablar mal de tal o cual, no puedo decir nada que afecte los intereses de tal o cual. Lo digo claramente: A hacer puñetas.
Dice Walt Whitman en el comienzo del Canto a mí mismo, traducción de León Felipe:
«Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,
dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de par en par las puertas a la energía original de la naturaleza desenfrenada».
Lo de ser fiel se lo dejo para los pingüinos penacho amarillo. ¡SALUD!!! y buen vino.
«La vida en muy corta para beber malos vinos»